Sigo varios grupos en diferentes redes sociales y cada cierto tiempo el tema estrella es la discrepancia de opiniones entre la necesidad de ser filólogo o no, para dar clases de español como lengua extranjera. La verdad es que me entretienen porque es un poco como el patio de vecinos cuando se criticaba sin base alguna y con ganas de ocupar el tiempo. Hablo de la postura de ambas partes. Generalizar es lo que tiene, que puedes soltar lo que quieras pero estás hablando de un caso que conoces, de alguien con quien has trabajado o una frustración personal.
Pues bien, tengo que decir antes de seguir que estudié Filología Hispánica y cuando me licencié no me veía para nada preparada para dar clases enseñando un idioma a personas. Esto no quita que los cuatro años de carrera, soy del llamado "plan nuevo", me dieran la formación y las nociones básicas y específicas para tener una idea global de todo lo que forma a una lengua. Que esto lo puedes aprender por tu cuenta o ya lo sabes con la formación de bachillerato pues es muy relativo. Digo yo que los años de carrera te sirven para formarte estudies lo que estudies. En resumen, que el ser licenciado suma y da credibilidad a tu puesto de trabajo.
Ahora bien, solo con tener la carrera te vas a ver más perdido que un pulpo en un garaje. El enfrentarse a un grupo de estudiantes de diferentes niveles, sin usar su lengua de comunicación, puesto que mis clases son multiculturales, es más complicado de lo que parece. El hecho de que no te entiendan no quiere decir que sean inferiores en capacidad de aprendizaje sino que dependerá de tus habilidades para que te entiendan. Aquí ya entra el savoir faire de cada uno y eso no te lo enseñan en la universidad, al menos cuando yo estudié. Hay un factor muy importante cuando das clase y en mi opinión es la empatía con el alumno, querer aprender cada día de ellos para que ellos quieran aprender de ti.
Es un tema que da mucho de sí porque de profesor de lengua extranjera trabajamos muchos y con diferentes formaciones. Nos vemos como enemigos e intrusos en esta profesión y nos pensamos una figura especial que enseña, algo mágico que nos hace sentir especiales y mejores que los otros. Me produce risa, rabia y algo de tristeza porque nos venden o enseñan en los cursos lo especial de ser profesor pero somos como una pieza hiperformada del engranaje que no deja de ser considerada como un tornillo fácilmente reemplazable sin importar muchas veces su calidad.
En fin, que me ha pillado el día poético. Si también lo tenéis serán más que bienvenidas vuestras aportaciones. Espacio para desatascar la cabeza y llenarla con aires nuevos.
Se nota que conoces la profesión!! Sigue así que llegarás muy lejos
ResponderEliminar¡Esperemos!
Eliminar