¿Por qué tres y no cinco o diez? No se trata de un estudio sobre la mejor elección para captar la atención del lector ni un intento de conseguir las mejores recomendaciones, porque a veces con una basta y otras no hay números suficientes. Meramente es una cuestión de elección de mi número favorito, no voy más allá.
A veces en clase para elegir quién va a leer o qué estudiante va a responder o explicar su historia, les pregunto por su número favorito. La mayoría de las veces se quedan en blanco y un poco mirándome como si la pregunta no tuviera lógica ninguna. Piensan que lo del número favorito no existe, pero cuando les explico alguna historia mía se animan enseguida y muchas veces salen curiosidades del tipo número de su jugador favorito, el día que conocieron a alguien, el infinito o el día que aprobaron algún examen.
Ya os he explicado el primer punto para crear buen rollo en clase. Hablar de algo curioso y personal les ayuda a relajarse, escuchar una historia fuera de la actividad de clase es algo que van a recordar más y conectar entre ellos. Otra opción sería preguntar su color favorito, su palabra favorita o el mejor o peor día de la semana. Pueden ser conversaciones en clase abierta o en grupos pequeños, a decisión del profesor.
Otra idea que hago normalmente cuando el grupo empieza y no se conoce es hablar con un compañero y encontrar cosas que tienen en común. Puede ser cualquier idea, su chocolate favorito, número de hermanos, mascotas, viajes, idiomas...Funciona para estudiantes que hablan mucho o para los que les cuesta más, les pongo tiempo o les pido un número de cosas iguales. A veces sirve hablar de qué no tienen en común y se puede cambiar de compañero cada semana para hablar. Funciona también en grupo abierto hablar sobre cosas iguales que hicieron el día anterior o algo que les gusta a todos. Hay un sin fin de variedades que es posible pedir según lo que estemos trabajando en clase.
Y la última idea, más que una actividad, va a ser una técnica que me funciona para crear un grupo. Siempre preguntar o invitar a todos a hablar sin forzarlos. Depende del carácter y la seguridad de los estudiantes participan más que otros. Intento encontrar entre ellos la combinación perfecta para que se sientan cómodos hablando o explicando cosas suyas o de clase. Crear un grupo cohesionado, no digo con el mismo nivel, es algo que requiere tiempo y constancia, pero cuando se consigue se nota la diferencia a una clase donde no se escuchan cuando hablan y no se preguntan o saludan.
Y hasta aquí la entrada de hoy. Espero que os haya gustado y os ayude a trabajar en clase. El perfil del grupo que os explico son clases pequeñas, de nueve personas, donde los estudiantes pueden cambiar cada semana o estar meses juntos. Variado totalmente, en nacionalidad, edad, profesiones y ocupaciones. Cualquier comentario o idea por vuestra parte será más que bienvenida.
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